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Martín Virdis, coordinador de Desarrollo e Innovación del ente portuario, dijo que la ciudad se encuentra en el centro de todas las posibilidades y no debe dejar pasar esta gran oportunidad.

En el marco de la transición energética global, Argentina está posicionada para ser uno los grandes actores como proveedor global de energía y de combustibles de bajas emisiones.

Y de la mano de la gran riqueza nacional en recursos clave como gas, litio, viento, sol, y en un futuro cercano también hidrógeno, las oportunidades también aparecen para la ciudad y su puerto.

Entre quienes sostienen que Bahía Blanca tiene todas las condiciones para convertirse en un hub de producción de hidrógeno de bajas emisiones y trabaja con ese objetivo, se encuentra el licenciado Martín Virdis, coordinador de Desarrollo e Innovación del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca.

“En ese contexto de oportunidad para el país, Bahía Blanca está en el centro de todas las oportunidades. Salvo por el litio, después tiene todo: es el puerto de Vaca Muerta y de salida del gas, y el mejor lugar para la producción de hidrógeno de bajas emisiones”, señala.

“Hay que trabajar para no desaprovechar la oportunidad, por eso el Consorcio del Puerto está abocado firmemente a este tema, en el que el apoyo a la innovación es clave», agrega.

A continuación se transcriben los tramos principales del diálogo mantenido por el directivo con La Nueva.

–Un par de años atrás se habló bastante del hidrógeno verde en Bahía, hubo un proyecto de IEASA / ENARSA, pero después no se conocieron más detalles. ¿En qué punto estamos parados exactamente?

–La región de Bahía Blanca en general es un lugar ideal para la producción de hidrógeno de bajas emisiones. Nosotros comenzamos nuestro trabajo con un diagnóstico inicial que hicimos junto con la Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapliqui y determinamos cuánto se produce de hidrógeno en Bahía Blanca, quién lo produce, cuánto se genera de dióxido de carbono y quién lo genera.

“Profertil es el mayor productor de hidrógeno y lo es también del país, pero Unipar, Dow y Refinería Bahía Blanca tienen pequeñas producciones, en algunos casos, como un producto necesario y en otros casos como es un subproducto de otro proceso químico. Y a su vez, tenés dióxido de carbono, que en algunos casos es de proceso, por ejemplo tanto de la separación de gases (Mega o TGS), que se usa para la producción de urea o el dióxido de carbono de las chimeneas, que es más complejo de capturar, pero se está desarrollando mucha tecnología para hacerlo.

Esto es importante, más allá de bajar emisiones, porque los dos vectores por los cuales se va a transportar el hidrógeno, que hoy es muy costoso y muy difícil de transportar vía marítima, es a través del amoníaco o a través de producción de combustibles sintéticos como el metanol”.

–¿Podría profundizar en esto?

–El metanol sintético se produce con hidrógeno más dióxido de carbono. Entonces ahí se tiene la posibilidad de hacer valorizar el dióxido de carbono que ya está disponible en el polo petroquímico local.

“Hoy por hoy, transportar hidrógeno es costosísimo, inviable desde el punto de vista económico. Entonces, con ese hidrógeno se produce amoníaco, que es fácil de transportar y cuando llega al otro punto de destino, el amoniaco, se vuelve a hidrógeno.

Por ejemplo, el puerto de Rotterdam está armando una planta de reversión de amoníaco, con la idea de comprar amoníaco y luego volverlo a transformar en hidrógeno. Como subproducto del hidrógeno está el amoníaco y los combustibles sintéticos. El que más potencial tiene es el metanol sintético porque se lo está pensando como el combustible de la movilidad pesada (buques, aviación y grandes maquinarias industriales) en la transición energética, mientras todo lo liviano será con electricidad, con baterías”.

–¿Por qué señala que Bahía Blanca tiene una gran oportunidad con el hidrógeno de bajas emisiones?

–Porque el factor de capacidad de los parques eólicos es bueno, sumado a que lo tenemos cerca. También vamos a tener gas en abundancia y en caso de encontrar la forma de almacenar el dióxido de carbono, el hidrógeno azul va a ser otra oportunidad para aprovechar.

«Además, al lado del mar disponemos de un puerto que ya está listo. Con esto se facilitaría mucho la posibilidad de implantar un proyecto de este tipo, sumado a otros factores que no se encuentran habitualmente. Bahía hace ya varias décadas que tiene un polo petroquímico y ha desarrollado una gran cadena de proveedores, que muchos pueden fácilmente reconvertirse para este tipo de procesos.

“Por otro lado, tenemos quizás uno de los mejores institutos de Investigación relacionados con la ingeniería química: el Plapiqui, y graduados de la UNS que son de excelencia en la química y todo tipo de ingenieros. Eso hace que haya un intangible de conocimiento, de experiencia, mientras que en otros lugares tienen que arrancar de cero.

Por eso Bahía es un muy buen lugar y está llamado a ser de los primeros donde estos proyectos se implanten y se desarrollen. De hecho estuvimos acompañando la Estrategia Nacional de Hidrógeno y allí se menciona a Bahía como el único puerto del país exportador de amoníaco que podría sacar este tipo de productos. El resto, de Bahía hacia el sur, debería desarrollarse”.

–¿Y por qué de Bahía hacia el sur?

–Tienen que ser puertos marítimos con producción de energía renovable, de hidrógeno y amoníaco cercanas a un puerto por el costo del transporte para exportarlo, más tierras disponibles. Hoy, por la infraestructura que posee, Bahía es el lugar donde los proyectos pueden ser lanzados más rápido.

“Desde el Consorcio estamos trabajando en desarrollar a la región de Bahía Blanca como un hub de hidrógeno, o sea un centro donde se reúnen todos estos actores, donde hay oferta, donde y demanda, recursos humanos, conocimiento, etcétera. Consideramos que Bahía tiene todas esas características y estamos trabajando para seguir potenciándolas y ayudar a que estos proyectos se concreten lo más rápido que se pueda”.

–¿Qué plazos manejan?

–Cuando hablamos de un plazo rápido estamos hablando de tres a cinco años, no es algo que va a pasar el año que viene.

“Lo que falta, además de todo lo que estamos haciendo nosotros, es que el Mundo se está acomodando, todo el nuevo, entonces todavía no está bien definido como vamos a certificar el hidrógeno cómo de bajas emisiones. Argentina todavía no tiene ley, obviamente sin ley proyecto no va a haber, pero se supone que en unos meses la vamos a tener. Esa es otra condición necesaria para poder avanzar con esto.

A nivel interno ya tenemos estrategia, insisto falta la ley y suponemos que después de la ley también van a venir líneas de financiamiento tanto para proyectos como para innovación y desarrollo tecnológico en esta cadena de valor”.

–Hoy por hoy, en Bahía, ¿hay algún proyecto de hidrógeno concreto presentado?

–Hay uno, que tiene las chances más altas de ser concretado, que es el de Profertil, YPF, YPF Luz y Topsoe, que es una empresa internacional que fabrica los electrolizadores que se utilizan para la producción de hidrógeno.

–¿Sería dentro de la planta de Profertil? ¿Es un proyecto pequeño, mediano o grande?

–Producir hidrógeno a través de electrólisis, con energía renovable, para fabricar amoníaco para exportación, es el proyecto que hoy tienen. Después hemos recibido algunas consultas de diferentes empresas, pero todavía no hay nada concreto y nada que se pueda comentar. Para ser una iniciativa piloto, tiene una envergadura muy interesante.

–¿Y cuándo estiman que va a necesitar el puerto de Bahía Blanca disponer de una línea de abastecimiento de metanol para las navieras?

–Es una buena pregunta, estamos siguiendo el tema. El mundo marítimo va hacia un mapa de múltiples corredores de combustibles de bajas emisiones. Todavía no está claro cuál será el ganador o si vamos a tener que convivir con múltiples opciones. Yo creo que todavía falta bastante, algunas navieras van por el metanol, otras GNL y otras por amoníaco.

“Nosotros normalmente desde Argentina y siendo un puerto chico a nivel global, vamos a hacer adoptantes de decisiones de otros y cuando alguna línea de la que venga a Bahía diga que necesita bunker de metanol, yo creo que ese será el momento. Hoy por hoy son proyectos, todavía a nivel global no hay ningún corredor a metanol y no lo va a ver el año que viene ni el otro, simplemente hay pilotos. Calculo que no pasará antes de 5 años”.

–A esto le debemos sumar que la disponibilidad de gas en abundancia y a precios bajos, seguramente demorará la transición energética en Argentina.

–Sí, por eso, pensamos que los primeros proyectos de producción de hidrógeno ya sea tanto para amoníaco como para metanol sintético, van a ser para exportación, y luego esos combustibles se van a empezar a adoptar internamente, cuando los mercados externos los empiecen a exigir.

“En general vemos que los primeros proyectos van a ser 100% para exportación. En una segunda etapa, la industria local, que ya consume hidrógeno, va a empezar a hacerse de hidrógeno de bajas emisiones seguramente por requerimiento de sus clientes internacionales”.

–Y lo mismo seguramente sucederá con el combustible de bajas emisiones para barcos, algo por ahora bastante lejano…

–Así es. Nos vamos a sumar a dónde vaya el mundo. Lo positivo es que si quieren bunker de GNL en Bahía se va a producir GNL y si quieren metanol acá se producirá metanol. Esto va a venir mucho antes de lo que pensamos, no es algo de acá a 30 años, sino cercano, y con un potencial increíble en Bahía.

“Por eso también estamos trabajando mucho en dos temas son complementarios: la captura, valorización y almacenamiento de dióxido de carbono y el agua, porque el principal proceso productivo de hidrógeno de bajas emisiones es la electrólisis, que se hace con agua».

–¿Requiere mucha cantidad?

–Requiere. Nosotros no tenemos agua y en general para certificar un hidrógeno como verde hay que utilizar agua que no sea competencia de consumo humano, así que trabajamos en la recuperación de aguas residuales (cloacales) y desalinización de agua. Buscamos soluciones, y que las soluciones sean locales”.

Por Adrián Luciani

FUENTE: LA NUEVA